- Estética: Para mí, la más obvia, aunque es muy subjetivo. Los relojes inteligentes o smartwatches quieren parecerse, ante todo, a relojes, de ahí que contengan el término en su nombre. Y la mayoría de relojes tradicionales son redondos, por lo que si el usuario desea que pese a ser un producto nuevo pase desapercibido ante todos y luzca de manera invisible, debe parecerse lo máximo posible. Por ello, redondo es mejor.
- Uso de elementos de relojes tradicionales: Si se desea replicar un reloj tradicional, también es posible aprovechar elementos de relojes tradicionales, como hemos visto en el Samsung Gear S2. Aprovechando su forma circular, ¿por qué no utilizar sus biseles? En el caso del Gear S2 vemos la que hasta la fecha puede ser el mejor uso de una de las partes de un reloj, que nos permite movernos por la intrefaz de manera muy ágil, gracias a comprender que no todo tiene que ser táctil en algo tan minúsculo como un reloj.
DESVENTAJAS:
- Problemas con la interfaz: Salvo que el diseño del software se haya hecho pensando exclusivamente en un diseño o smartwatch concreto, normalmente la interfaz no se lleva muy bien con formas redondas, como hemos visto en el caso de Android Wear. Se suelen plantear para modelos como el Gear Live o el Gear S, y a menudo, cuando se elige forma redondeada es corriente ver interfaces cortadas por los lados, así como texto que precisa de más scroll para ser leído en su totalidad. Si se pretende un reloj elegante, y dado que su interfaz es clave, una no adaptada puede ser un factor clave de elección.
- Aprovechamiento del espacio: Un smartwatch redondo que ocupe el mismo tamaño que uno cuadrado siempre ofrecerá menos información, dado que el área mostrada es menor por no contener esquinas que sí vemos en los modelos cuadrados.
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