martes, 8 de diciembre de 2015

VIDEOJUEGOS

Bloodborne
En realidad, el problema de Bloodborne es extensible a toda la obra de Miyazaki. El artista japonés es un auténtico genio desarrollando mecánicas de juego tan difíciles como adictivas. Lamentablemente, no comparte el mismo don a la hora de contar historias. Jugar a Bloodborne es como tratar de leer un libro al que hubieran arrancado todas las páginas y luego hubieran vuelto a coser solo la mitad de ellas, y en desorden.
El propio creador de la saga Dark Souls explica que su manera de contar historias es producto de que, cuando era pequeño, leía novelas en inglés sin entender del todo el idioma, así que rellenaba los huecos con su imaginación. Lo que para Miyazaki es fastuoso estilismo narrativo, para mi es una excusa barata de mal narrador comparable a decir que escribir con faltas de ortografía es válido porque aprendiste a leer con ellas.
Una historia que solo se entiende (a medias) si buceas en Internet en busca de posibles significados hilvanados por la febril imaginación de jugadores con mucho tiempo libre no es una historia bien contada. Es una chapuza. Narrativamente hablando, toda la obra de Miyazaki es una chapuza colosal. Sus juegos eso sí, son maravillosos. Terminé el maldito Bloodborne, y jugaré de manera enloquecida a Dark Souls 3 en cuanto salga. Simplemente no hay que intentar entender. El nihilismo narrativo es la mejor defensa.

Diablo III
La historia de Diablo III es tan insignificante que sus creadores decidieron mostrarla en unos cuadros de diálogo que puedes ignorar mientras sigues aniquilando monstruos de mazmorra en mazmorra. Diablo era un hack & Slash, pero al menos trataba de contar una historia medianamente coherente. La tercera entrega ya comienza como disculpándose: “No nos quedan demonios mayores del abismo, así que le hemos traído estos, que son menores pero matan más o menos parecido.”
En este caso no es que la estructura narrativa sea un despropósito. Es que la historia deja completamente frío. Siendo honestos, Diablo III es la historia de un aventurero muy codicioso en busca de las armas y armadura más legendarias del mundo mientras mata a... a unos... sí hombre, ¿cómo se llamaban? Bah, da igual. Lo importante son los objetos legendarios.

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